Una tarde del año 2020 me puse a jugar con mi sobrinito Mathías Alejandro (actualmente de 8 años de edad) para crear un super héroe. Entre tantas ideas, surgió la de un pequeño lagarto afectado por un meteorito radiactivo que cayó en el bosque tropical donde él vivía plácidamente, corriendo y trepando árboles. Con el tiempo, ese bosque fue desapareciendo por la acción malvada de algunos Hombres hasta que un día el pequeño lagarto se encontraba rodeado de calles, alcantarillas, vehículos, ruido, grandes edificios y muchos humanos.
La radiación afectó al pequeño lagarto de tal manera que pudo desarrollar la capacidad de transformarse durante las noches en un lagarto humanoide... en un ¡Super Lagarto!. Desde entonces, su propósito de vida fue luchar contra los destructores de la naturaleza mediante la creación de nuevos espacios naturales.
Entre sus poderes está la capacidad de cambiar de color de la misma forma que sus primos los camaleones, así puede hacerse invisible durante el día. Su visión poderosa le permite distinguir absolutamente todo y hasta puede ver el pasado y el futuro... por eso sabe dónde actuar en su propósito de que la naturaleza gane terreno. Super Lagarto se mueve por las noches, es veloz, sigiloso, salta más que un canguro y su larga cola le ayuda a la hora de defenderse a sus agresores. En su cinturon lleva un arsenal de semillas que va regando por cualquier espacio libre de asfalto y cemento con el propósito de crear nuevas áreas verdes. Sus poderes radiactivos tienen la capacidad de hacer que las semillas crezcan rápido y que muchas se vuelvan árboles en ¡menos de 1 día! Así, la naturaleza se expande de manera inexplicable para los Hombres. Muchos hasta creen que esas nuevas áreas boscosas son hechas por alienígenas, haciendo eco a la explicación que ellos le dan a esos misteriosos circulos que aparecen de la noche a la mañana en muchos campos de cultivo alrededor del planeta.
Super Lagarto es un defensor de la naturaleza, un héroe anónimo de este mundo que trabaja para recuperar ese ambiente natural que le fue arrebatado por la ambición desmedida de una especie egoista e irracional.
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