Una de las preguntas recurrentes que recibo se
relaciona con el equipo fotográfico que uso. Muchas personas creen que una
marca determinada define la calidad del trabajo y que a su vez puede ser el
factor milagroso para lograr imágenes dignas de admiración. Esta es una
presunción bastante subjetiva y algo alejada de la realidad… Sin embargo, es bueno
reconocer, en cierta manera, que las marcas bien posicionadas en el mercado
mundial son el referente obligado para los que practicamos la fotografía como
afición o profesión. No soy de esos que defienden “a capa y espada” una marca en
particular; primero porque no soy agente publicitario y segundo porque no creo
que mi opinión sea lo suficientemente influyente como para afectar el posicionamiento
o el estatus de una marca por encima de otra. No recibo patrocinios así que no
me siento motivado a hacer publicidad gratuita. Confieso que he usado
diferentes marcas a lo largo de mi trayectoria fotográfica y todas tienen
puntos a favor y en contra. Al final la fotografía de calidad la define más la
habilidad del fotógrafo y su grado de pasión y sensibilidad en el desarrollo de
esta manifestación artística.
De las cámaras analógicas recuerdo haber usado hace
mucho tiempo las marcas Pentax, Minolta y Kodak y durante mi etapa con la
fotografía digital he usado Sony, Canon, Olympus y Nikon. Todas son buenas
marcas, así que no voy a parcializarme de manera desmedida. Mi opinión con respecto
a las marcas obedece a una percepción muy personal (según el tipo de fotografía
que desarrollo) y en ningún momento procuro abrir algún debate con aquellos que
se autoproclaman defensores de una marca particular, ya sea por pasión, preferencias
o intereses económicos.
Comencé formalmente mi aventura en el mundo de la
fotografía digital con una Sony Cyber-shot muy básica y admito que para lo
esencial era una cámara bastante buena. Al menos me permitía captar imágenes
sin mayor esfuerzo y me sirvió de motivación para aspirar a una cámara con
mayores prestaciones. Luego entré en el mundo de las cámaras DSLR con una Canon
Eos Rebel la cual me permitía el intercambio de lentes y contaba con funciones
semiprofesionales. Fue una cámara buena para experimentar sobre todo con los
enfoques y las profundidades de campo que tanto atraen en la fotografía. Algo
que me gustó era la calidad de las imágenes, muy nítidas y que no se pixelaban
casi al ampliarlas de tamaño. Lo que no me terminó de convencer mucho fue la
calidad de los colores… los verdes no resultaban tan brillantes y eso es algo
que se aprecia en la fotografía de naturaleza cuando se está en el trópico y predominan
los tonos esmeraldas. Otro detalles era que aunque la cámara tenía una
apariencia robusta y resistente terminó siendo mala en su sistema interno ya
que al poco tiempo de uso se dañó inesperadamente a pesar de no recibir alguna
manipulación amenazante. El precio de la reparación resultó casi equivalente al
valor original del equipo… ¡un verdadero absurdo! Y aunque lo asumí ese
percance frustrante marcó el terminó de mi vinculación con la marca Canon.
Punto a favor: la calidad de las imágenes, punto en contra: muy mal control de
calidad en cuanto a la fabricación de ese modelo.
Seguidamente opté por la marca Olympus y esta vez fue
cuando pude sentirme más conforme. Tuve dos modelos de esta marca (E-410 y E-510)
y varios lentes intercambiables (Olympus Zuiko Digital ED 14-42mm f/3.5-5.6, Olympus Zuiko Digital ED 40-150mm
f/4.0-5.6 y Olympus Zuiko Digital ED 70-300
mm f/4.0-5.6). La calidad de las imágenes era muy buena, los
colores muy brillantes y vivos, la óptica excelente (sobre todo por la relación
precio-calidad) y las cámaras resultaron ser muy versátiles en sus funciones
manuales y automáticas con un excelente software y sensor. El único punto
negativo era la fragilidad del cuerpo de la cámara por ser casi todo de
plástico y otro detalle que pude experimentar era que al ser expuesto a
temperaturas muy bajas en las cumbres montañosas andinas la cámara simplemente dejaba
de trabajar. Esto para quien está en Los Andes es una gran limitación. La
cámara no respondía bien a condiciones de poca luminosidad y el flash
incorporado proyectaba casi siempre una sombra cuando se fotografiaban detalles
a corta distancia o con macro.
Aunque me sentía a gusto con la marca Olympus, principalmente
por la calidad de las imágenes así como por sus excelentes lentes
intercambiables, llegó un momento en que consideré aspirar de mayores
prestaciones. Fue así como luego de evaluar varias opciones me decidí por
entrar en el mundo Nikon. Adquirí el modelo D7000 con los lentes AF-S
DX NIKKOR 18-140mm f/3.5-5.6G ED VR y AF Zoom-Nikkor 70-300 mm f/4-5.6G y aunque
llevo poco tiempo usándola me siento bastante satisfecho. La cámara es muy
resistente, tiene una gran cantidad de funciones, la calidad de las imágenes es
excelente y apunta a lo profesional. Aun estoy en la etapa de reconocimiento
del equipo ya que obviamente es más complejo que los que había tenido… es como
quien estuvo acostumbrado a manejar un auto automático y cambia por uno
sincrónico. Estoy experimentando y reconociendo que Nikon no se ha ganado su
prestigio en la comunidad de fotógrafos por mera publicidad… es una gran marca que
sabe orientar sus productos a los múltiples intereses y eso se agradece cuando
se busca los mejores resultados.
Ya para
terminar esta reseña, muchos se preguntaran también cómo llevo mi equipo fotográfico
al campo, pues bien, eso lo hago en un morral Lowepro Pro Runner 200 AW,
diseñado especialmente para albergar este tipo de equipos. Uso un trípode Vivitar,
muy sencillo. En la cámara grabo los archivos de foto y video en memorias
SanDisk Extreme con capacidad de 32 GB UHS-I/U3 SDXC up to 60 MB/s. Tomo las fotos en formato RAW (y
ocasionalmente con respaldos en alta calidad en formato JPG) y las proceso con el software Adobe Photoshop y
Adobe Photoshop Lightroom. Cuando ofrezco mis fotos con fines editoriales
impresos las entrego en formato TIFF, con perfil de color CMYK y a 300 dpi, eso
garantiza una calidad óptima. Cuando los usos son en plataformas digitales
generalmente los archivos son en jpg y a resoluciones variables entre 72 y 300
dpi. Todos los usos permitidos van respaldados con un contrato de licencia y la
firma de mi autoría lo cual certifica que la imagen adquirida es un duplicado
fiel del archivo original y que cuenta con un aval amparado en la ley de
derecho de autor.
No puedo recomendar
una marca particular de cámara para quien sienta interés por desarrollar esta
actividad artística. Como todo en este mundo, es relativo y obedece a intereses
y fines muy particulares.
El trabajo
fotográfico de calidad exige y demanda una gran inversión de dinero, tiempo,
conocimiento, capacitación técnica y profesional, pasión y autenticidad. Cuando
se adquiere una imagen original siempre se está avalando un trabajo logrado con
esfuerzo y sentido artístico. La fotografía es una forma de arte… es más de lo
que puede captarse con la mirada.