Esos
árboles de hojas blanquecinas que sobresalen en el techo de las selvas nubladas
del trópico andino son los yagrumos (Cecropia
telenitida). El brillo que irradian sus hojas es sólo una ilusión óptica ya
que carecen de algún pigmento blanco o plateado. Esos curiosos árboles siempre
me han fascinado por la peculiar forma de sus troncos y ramas que parecen versiones
reales de los mundos mágicos imaginados por el célebre Dr. Seuss.
El
yagrumo es exitoso en el drama vegetal de competir por la luz solar. Su tronco
es recto y delgado, su corteza es dura y lisa y sus ramas se abren muy por
encima del suelo con hojas anchas parecidas a sombrillas, que le permiten
captar mucha luz solar para su desarrollo. Estas estrategias adaptativas le
permiten reducir su competencia con otras plantas por el espacio y la luz,
favoreciendo el predominio de su especie en algunos espacios de la selva nublada
andina.
Así
mismo, los frutos de este árbol contienen numerosas semillas y les sirven de
alimento a muchos animales, sobretodo aves. Esto favorece su capacidad de
dispersión, dominando en grandes espacios de la selva nublada. La versatilidad
del yagrumo lo hace ser una especie pionera típica. Vasta que surja un claro en
la selva para que de una vez sea ocupado por el yagrumo.
Árboles
con ejército natural
Muchas
plantas han evolucionado en conjunto con algunos insectos, estableciendo
relaciones de beneficio mutuo. Un ejemplo sucede en las montañas andinas entre
los yagrumos y unas agresivas hormigas arborícolas del género Azteca.
Las
hormigas defienden siempre a los yagrumos contra el ataque de cualquier animal
que intente alimentarse de sus hojas, tallo y flores. Así mismo, quitan
activamente aquellas plantas epífitas que se encaramen sobre las ramas de los
yagrumos, o que se establezcan en el vecindario inmediato. En retribución, los
yagrumos les proporcionan alimento y hospedaje a sus aliadas.
Algo
muy curioso de los yagrumos es que producen glucógeno, una hormona que naturalmente
producen los animales en el páncreas cuando el cuerpo necesita aumentar los
niveles de azúcar en la sangre para ser usada como energía. En los yagrumos el
glucógeno está presente en unas estructuras que se hallan en las bases de las hojas, denominadas “cuerpos de
Müller” y que le sirven de
alimento a las hormigas. A cambio los yagrumos reciben una recompensa
alimenticia de las hormigas en forma de grandes cantidades de nitrógeno
contenido en los desechos que ellas dejan en su interior donde viven en grandes
colonias. Estos descubrimientos sugieren que el beneficio que la planta obtiene
de su vínculo con las hormigas es mayor que la simple defensa, como antes se
creía.
El
cultivo de yagrumos en jardines botánicos u otros lugares fuera de la selva
nublada andina difícilmente podría asegurar la conservación de sus hormigas
asociadas, y menos aún de los procesos ecológicos y evolutivos asociados a su
relación de mutuo beneficio. Aunque es necesario evitar la extinción de
especies, es crítico conservar los procesos ecológicos, incluyendo las
interacciones de los seres vivos en su medio natural.
En
mis viajes por la selva nublada andina he fotografiado a los yagrumos para
resaltar su belleza e importancia ecológica. A continuación comparto una muestra
de esa mirada curiosa. Haz clic sobre la foto que desees ver más
grande.
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