Visitar la cuenca del
Río Nuestra Señora es como entrar en otra dimensión. Su historia está llena
de episodios fascinantes que trascienden el tiempo y el espacio.
Cuando en el siglo
XVI los conquistadores hispanos llegaron a la zona fueron
sorprendidos por la “multitud de naturales” que vivían allí y por la organización
del paisaje agrícola. Para entonces, el cronista Fray Pedro de Aguado señala dos centros
poblados de gran importancia al “descubrir” la Provincia de Mérida: “Zamu”,
asentado en la actual Lagunillas y “Macaria”, rebautizado “Acequias” por los
españoles y ubicado en la cuenca del río Nuestra Señora o “Valle de La Paz”. En
este valle, las obras de infraestructura agrícola descritas para varios lugares
de los Andes Venezolanos estaban particularmente desarrolladas: terrazas
agrícolas con sus muros de contención en piedras, canales de riego empedrados,
estanques, etc. Las acequias que guiaban las aguas desde las alturas hasta las
parcelas cultivadas caracterizaron muy especialmente a la zona: que antes de
llamarse Nuestra Señora, fue conocida precisamente como el “Valle de Acequias” durante mucho
tiempo.
La cuenca del Río
Nuestra Señora forma parte de la región merideña conocida como los “Pueblos del
Sur” y entre sus múltiples aldeas se encuentran dos de los pueblos más
pintorescos y hermosos de los Andes venezolanos: Los Nevados y El Morro.
Por angostos caminos
y carreteras que desafían a los precipicios se puede acceder a los pequeños centros
poblados de la cuenca, los cuales aun conservan una identidad afín con un pasado promisorio
cuando los aborígenes amansaron la tierra y los conquistadores introdujeron la religión católica, la
ganadería y el cultivo del trigo para generar una cultura sincrética. Aun
hoy es posible observar algunos trigales y las llamativas “Eras” que son estructuras de
forma redondeadas construidas con piedras para el trillado del trigo durante el
proceso de elaboración de la harina. Unos pocos molinos hidráulicos dan fe también de
un tiempo cuando en la cuenca del río Nuestra Señora se producía gran cantidad de la materia prima para la elaboración del pan merideño y de la tradicional arepa de trigo.
Pero el tiempo y el sobreuso de la tierra han pasado factura sobre el suelo y el relieve de las empinadas laderas, que muestran hoy las huellas del agotamiento en forma inmensas cárcavas y formas laminares erosionadas. Ya el trigo no se cultiva en las mismas cantidades de siglos pasados y así mismo muchos cultivos ancestrales como el de la “papa de año” o el de los tubérculos criotérmicos: cuivas (Oxalis tuberosa) y las rubas (Ullucus tuberosus) son casi un recuerdo remoto, lleno de melancolía. En contraste, el río Nuestra Señora, también llamado “rio Negro”, mantiene su caudal bravío a lo largo de su recorrido cuyo nacimiento se advierte en la base del Pico Humboldt a más de 4.000 metros de altitud.
Pero el tiempo y el sobreuso de la tierra han pasado factura sobre el suelo y el relieve de las empinadas laderas, que muestran hoy las huellas del agotamiento en forma inmensas cárcavas y formas laminares erosionadas. Ya el trigo no se cultiva en las mismas cantidades de siglos pasados y así mismo muchos cultivos ancestrales como el de la “papa de año” o el de los tubérculos criotérmicos: cuivas (Oxalis tuberosa) y las rubas (Ullucus tuberosus) son casi un recuerdo remoto, lleno de melancolía. En contraste, el río Nuestra Señora, también llamado “rio Negro”, mantiene su caudal bravío a lo largo de su recorrido cuyo nacimiento se advierte en la base del Pico Humboldt a más de 4.000 metros de altitud.
La cuenca del río Nuestra Señora es un lugar de extraordinaria diversidad ambiental y cultural. Aun se respira aire puro y se puede escuchar el zumbido del viento, el canto de las aves y de los riachuelos perennes. Cada vez que he tenido la fortuna de visitar esta zona no dejo de sorprenderme con los contrastes maravillosos de sus paisajes. Como muestra de ese universo de pluralidades, a continuación comparto una colección de imágenes que rinden tributo a esa mágica tierra. Esperando como siempre, que estas fotos sirvan de motivación e inspiración para preservar nuestra herencia natural y cultural. Haz clic sobre la imagen que desees ver más grande.
Era Agrícola para el trillado del Trigo |
Pueblo El Morro |
Pueblo El Morro |
Pueblo Los Nevados |
Iglesia del Pueblo Los Nevados |
Río Nuestra Señora |
Río Nuestra Señora |
Trigal |
Trigo |
Flor de Ajo |
Trigal |
Trigo |
Molino de Trigo Hidráulico |
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EXCELENTES FOTO UN REFLEJO DE LA PIEL DE LA SIERRA DE LOS ANDES Y DE LA IMAGEN DE SUS MORADORES, FELICITACIONES
ResponderEliminarEstimado Victor, muchas gracias por su amable comentario. Estas fotos son un tributo a estas montañas y su gente de noble corazones. Siempre es meritorio revelar este patrimonio natural y cultural de Venezuela.
EliminarPrecioso trabajo,lugares de ensueño y hermosas fotografías, felicitaciones
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Alberto! Mis mejores deseos. Cordialmente, Denis.
EliminarExcelente escrito y fotografía. Nos place revisar tan bien presentado trabajo. Gracias al Ing. Ezio Mora C.al compartir con nuestro modesto grupo El Morro.
ResponderEliminar¡Agradecido por su amable comentario! Mis mejores deseos, Denis.
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