La Parroquia o “Santiago de La Punta” (como fue llamada en el pasado) fue durante muchísimo tiempo un pequeño pueblo autónomo. Sin embargo, el proceso de expansión de la ciudad de Mérida lo absorbió y hoy constituye un pintoresco sector de la capital. En este lugar se celebra anualmente durante los días 2 y 3 de febrero una de las manifestaciones culturales más llamativas de los Andes Venezolanos en honor a la Virgen de la Candelaria. Cuenta la leyenda que hace muchos años ocurrió una aparición milagrosa de esta virgen, en la forma de una imagen grabada sobre una tablita en el sitio denominado Zumba, muy cerca de la Parroquia. En aquel lugar se construyó una capilla para venerar la reliquia y desde entonces el pueblo la respeta y adora con ferviente devoción.
Este 2 de febrero de 2012 me dispuse a ser testigo presencial de esta celebración y llegué temprano en la mañana a La Parroquia justo cuando estaba llegando la cofradía de los Vasallos de La Candelaria. La mañana estuvo resplandeciente, digna de esta festividad tan colorida, sagrada y luminosa. En torno a la Plaza Bolívar, la gente comenzó a agruparse y compraban velas amarillas para ser bendecidas durante la misa y luego ser conservadas en las casas durante todo el año. A las 10 am comenzó la eucaristía solemne durante la cual se realizó la bendición de las velas encendidas. Al concluir la ceremonia, la imagen de la Virgen fue sacada de la iglesia en procesión por los vasallos recorriendo las principales calles del poblado al son de una banda musical y el tronar de los morteros.
A las 3 pm los vasallos reunidos frente a la iglesia hicieron una serie de peticiones a la imagen de la virgen, iniciadas por el capitán de la cofradía y seguidas por los demás integrantes. Estas solicitudes se manifestaban en forma de versos rimados agradeciendo y solicitando distintos favores… Seguidamente los vasallos comenzaron a danzar dramatizaciones alusivas a las antiguas faenas agrícolas.
Esta celebración es muestra de un sincretismo cultural bastante interesante, donde se mezcla el culto a la virgen de la Candelaria, representado por la llama de las velas que anuncian la culminación del ciclo católico de purificación iniciado el 24 de Diciembre, y algunos elementos netamente indígenas y africanos. Entre éstos últimos tenemos los bailes en hileras al son de las maracas y atuendos coloridos sumado al curioso baile del “entierro del gallo”. Para los indígenas, aquellas danzas marcaban el comienzo de un ciclo agrícola con alegorías a la preparación de la tierra para el cultivo del maíz. Los vasallos se visten con trajes multicolores semejantes: sombreros de ala ancha con plumas, medias de maya largas, capas con muchos ribetes, borlas y aplicaciones brillantes y blusones de tafetán. Lo ejecutan personas del pueblo y foráneos que vienen a pagarles promesas a la virgen.
Al día siguiente, regresé en la tarde para presenciar otro tipo de baile más curioso, por sus raíces africanas, ejecutado por los vasallos y llamado “el entierro del gallo”. Durante el período colonial en la Parroquia existían algunos trapiches que empleaban esclavos negros traídos de África; algunas de sus prácticas mágico-religiosas se mezclaron con las autóctonas para dar origen a un mestizaje cultural muy rico. Más que un baile, “el entierro del gallo” es un ritual muy elaborado donde se coloca un gallo vivo dentro de una caja o canasta. Se inicia la ceremonia tapándole los ojos con una venda a uno de los vasallos el cual tiene un rejo en su mano para fustigar a los danzantes y el cual aparenta estar poseído por el espíritu del gallo. A su alrededor danzan en círculo los vasallos en forma frenética, dando saltos de un lado a otro y perseguidos por el del rejo que los golpea por las pantorrillas. Finalmente éste simula caer desmayado en un trance. Este año el ritual fue repetido por 12 vasallos con sus gallos y como dato curioso por primera vez en la historia de esta festividad se les permitió a dos mujeres ser parte de la faena.
Fotografiar este tipo de manifestaciones culturales es todo un deleite y un reto debido a la cantidad de elementos llamativos, el colorido, el movimiento y la luminosidad contrastante. Todo lo hice de manera espontánea con el propósito de captar la magia y la energía que acompaña a esta celebración. A continuación presento una muestra fotográfica de esos 2 días de trabajo siguiendo a los vasallos en sus celebraciones por el tiempo y el espacio de los andes merideños. Haz clic sobre la imagen que desees ver más grande.
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TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS / SE PROHIBE EL USO TOTAL O PARCIAL DE ESTAS FOTOGRAFIAS SIN LA AUTORIZACION PREVIA Y POR ESCRITO DEL AUTOR. © Denis Alexander Torres.
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Este 2 de febrero de 2012 me dispuse a ser testigo presencial de esta celebración y llegué temprano en la mañana a La Parroquia justo cuando estaba llegando la cofradía de los Vasallos de La Candelaria. La mañana estuvo resplandeciente, digna de esta festividad tan colorida, sagrada y luminosa. En torno a la Plaza Bolívar, la gente comenzó a agruparse y compraban velas amarillas para ser bendecidas durante la misa y luego ser conservadas en las casas durante todo el año. A las 10 am comenzó la eucaristía solemne durante la cual se realizó la bendición de las velas encendidas. Al concluir la ceremonia, la imagen de la Virgen fue sacada de la iglesia en procesión por los vasallos recorriendo las principales calles del poblado al son de una banda musical y el tronar de los morteros.
A las 3 pm los vasallos reunidos frente a la iglesia hicieron una serie de peticiones a la imagen de la virgen, iniciadas por el capitán de la cofradía y seguidas por los demás integrantes. Estas solicitudes se manifestaban en forma de versos rimados agradeciendo y solicitando distintos favores… Seguidamente los vasallos comenzaron a danzar dramatizaciones alusivas a las antiguas faenas agrícolas.
Esta celebración es muestra de un sincretismo cultural bastante interesante, donde se mezcla el culto a la virgen de la Candelaria, representado por la llama de las velas que anuncian la culminación del ciclo católico de purificación iniciado el 24 de Diciembre, y algunos elementos netamente indígenas y africanos. Entre éstos últimos tenemos los bailes en hileras al son de las maracas y atuendos coloridos sumado al curioso baile del “entierro del gallo”. Para los indígenas, aquellas danzas marcaban el comienzo de un ciclo agrícola con alegorías a la preparación de la tierra para el cultivo del maíz. Los vasallos se visten con trajes multicolores semejantes: sombreros de ala ancha con plumas, medias de maya largas, capas con muchos ribetes, borlas y aplicaciones brillantes y blusones de tafetán. Lo ejecutan personas del pueblo y foráneos que vienen a pagarles promesas a la virgen.
Al día siguiente, regresé en la tarde para presenciar otro tipo de baile más curioso, por sus raíces africanas, ejecutado por los vasallos y llamado “el entierro del gallo”. Durante el período colonial en la Parroquia existían algunos trapiches que empleaban esclavos negros traídos de África; algunas de sus prácticas mágico-religiosas se mezclaron con las autóctonas para dar origen a un mestizaje cultural muy rico. Más que un baile, “el entierro del gallo” es un ritual muy elaborado donde se coloca un gallo vivo dentro de una caja o canasta. Se inicia la ceremonia tapándole los ojos con una venda a uno de los vasallos el cual tiene un rejo en su mano para fustigar a los danzantes y el cual aparenta estar poseído por el espíritu del gallo. A su alrededor danzan en círculo los vasallos en forma frenética, dando saltos de un lado a otro y perseguidos por el del rejo que los golpea por las pantorrillas. Finalmente éste simula caer desmayado en un trance. Este año el ritual fue repetido por 12 vasallos con sus gallos y como dato curioso por primera vez en la historia de esta festividad se les permitió a dos mujeres ser parte de la faena.
Fotografiar este tipo de manifestaciones culturales es todo un deleite y un reto debido a la cantidad de elementos llamativos, el colorido, el movimiento y la luminosidad contrastante. Todo lo hice de manera espontánea con el propósito de captar la magia y la energía que acompaña a esta celebración. A continuación presento una muestra fotográfica de esos 2 días de trabajo siguiendo a los vasallos en sus celebraciones por el tiempo y el espacio de los andes merideños. Haz clic sobre la imagen que desees ver más grande.
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Hermosa reseña y las fotos estupendas, gracias por compartirlo con nosotros
ResponderEliminarMuchísimas gracias Grecia...
EliminarMil gracias Denis por registrar en estas hermosas imágenes y texto la tradición de los Vasallos de La Candelaria de La Parroquia !!!! felicitaciones por tan importante iniciativa !
ResponderEliminarEstimado Luis, grato recibir su mensaje y agradecido por apreciar esta iniciativa que busca fomentar el interés por nuestro legado cultural. Mis mejores deseos.
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